Las tarjetas, de crédito o débito, son un instrumento de pago muy efectivo que prácticamente todos los usuarios bancarios tienen en su cartera, casi sin excepción. Les sirve para retirar efectivo desde los cajeros automáticos, para pagar su cena en el restaurante, sus compras en los grandes almacenes, y así hasta una larga lista de prestaciones. A pesar de todo, les supone una serie de gastos que les repercutirá en el saldo de su cuenta corriente. No solamente por los intereses que aplican los formatos a crédito, sino por las comisiones de gestión y mantenimiento que conlleva su utilización.
No te preocupes en exceso, porque a partir de ahora estarás en las mejores condiciones para contener sus gastos, y hasta es posible que puedas sacar más provecho en su uso diario. ¿Cómo? Pues muy sencillo, importando una serie de recomendaciones que realmente te serán muy útiles cuando tengas que usarlas en cualquier momento. No en vano, el ahorro que podrás generar hasta puede que te sorprenda, y en cualquier caso sin renunciar a ninguno de sus amplios servicios.
Exentas de comisiones y otros gastos
La actual oferta de tarjetas que te ofrecen desde las entidades bancarias te posibilita la oportunidad de encontrar los modelos con las mejores garantías de suscripción. Eliminando desde el principio cualquier pago en su gestión. Aunque para ello puede que necesites domiciliar tu nómina, o cuando menos mantener una mayor vinculación con el banco.
Ahorro en la compra
Aprovechando la competencia entre los diversos formatos que se comercializan en estos momentos, puedes formalizar aquellas tarjetas que te permiten aplazar los pagos de tus compras sin ninguna clase de intereses. Y lo que es aún mejor, beneficiarte de los descuentos que se generan en supermercados, grandes superficies o centros comerciales. Será una forma complementaria para contener los gastos en tu relación con el consumo.
Evitando las duplicidades en las tarjetas
Será muy importante que revises las tarjetas de crédito y débito que tienes incorporadas a tu billetera, ya que seguramente tendrás algún modelo repetido, o al menos con similares características. ¿Para qué? Pues seguramente para pagar dos veces por la misma prestación o servicio. Y con el atenuante que seguramente la utilices muy pocas veces, o quizás jamás la hayas estrenado para realizar alguna operación con este medio de pago. Será un gasto completamente innecesario por tu parte.